Llego,
Sin saber bien adonde
¿Es un cementerio?
¿O la tumba de mi anhelo?
Mi mamá duerme, duerme sin soñar
Y si sueña, sueña para olvidar.
Los perros chillan sin rumbo,
Los ecos de su desesperación,
Metáforas sonoras de nuestra perdición
Este mundo que construimos,
A base de esfuerzos mutilados,
Cargamos las piedras del ayer
Con amores abandonados
¿Dime padre, cuándo decidiste
dejar de ser un mártir?
¿Dime, querida y terrible madre,
cuando enterraste tu corazón
entre las sábanas y el algodón?
Nos vemos, cara a cara
Y olvidamos donde dejamos
Todos los rencores
Que aun viven en los cuartos
Es tan fácil odiarnos,
Para darnos sentido,
Y servir como llamas
En las tinieblas de nuestro olvido.
Pero yo recuerdo,
Recuerdos coloridos
De cuatro personas
Unidas por el destino
Y la gracia de un Dios
que alguna vez nos amó
nos deja vacíos
sin recuerdos
a la merced de cada mañana
mientras esta casa
se devora nuestra actuación.
Quizás yo no recuerdo,
Lo que ustedes recuerdan,
Quizás ustedes recuerdan,
Lo que yo nunca olvidé
Pero el fruto de una partida
Sabe amargo, sabe a huida
Tan fácil sacrificar el amor
En el altar de nuestros caprichos
Un poco más de tiempo
Un poco más de vida
Quizás eso era
Lo que tanto quería
Mas es tarde, tarde para regresar
Y voltear las criptas
Y recoger el amor del polvo
De las piedras
De las plumas de los cuervos
De las gotas de amargura
Que llueven sin mojarnos.
Mi madre sigue dormida,
Mientras sueña con mi padre,
De rodillas,
Esperando a que lo apedreen,
Los mismos santos,
Que tanto lo estiman.
Y le reconozcan la gloria
Que nunca obtuvo,
De su origen,
Ni de su dominio falso
Mi hermana llora,
Llora piedras,
Y llorando por su suerte,
Juzga al samaritano,
Al leproso,
Al alcohólico
A su propia madre.
Aquí en la casa,
Ya no duerme nadie,
Solo pasamos las noches,
Repitiendo nuestros nombres,
Las criptas siempre a la espera
Mi madre aún duerme,
Mientras mi padre sigue de rodillas
Mi hermana se quita las piedras,
Mientras sus párpados se rasgan
Yo me acuesto,
Sobre esta casa,
Esta tumba,
Que comienza a ser cómoda,
Suficientemente cómoda
Para depositar mi amor y mi amargura.
Desespero junto con los perros,
Mis palabras se desvanecen,
Y arrastrándome,
Busco,
Las memorias de esa vida,
Que tanto recordamos,
Y que tanto nos aniquila.