Si el bosque profundo está embrujado, soy yo
Quien es el fantasma; no los árboles altos
Ni la luz de la luna que cae sesgada como lluvia,
Rellenando los huecos con charcos brillantes de plata. Seguir leyendo «Nocturno»
Si el bosque profundo está embrujado, soy yo
Quien es el fantasma; no los árboles altos
Ni la luz de la luna que cae sesgada como lluvia,
Rellenando los huecos con charcos brillantes de plata. Seguir leyendo «Nocturno»
Ruptura,
Los pájaros de la ida nos llaman,
Sin embargo aquí seguimos
Provistos con el miedo al vuelo Seguir leyendo «Ruptura»
Estuve sentado toda la mañana en la enfermería de la universidad,
Contando las campanadas que cerraban las clases
A las dos nuestros vecinos me llevaron a casa.
Luces arden
En cuartos silenciosos
Donde transcurren las vidas
Parecidas a las de nosotros
El jardinero vino corriendo,
Un viejo sin aliento.
Piernas le había dado el miedo. Seguir leyendo «Incidente en un jardín de rosas»
Viajé al océano
distante
desde mi tierra suroeste de roca de arena
hasta el agua azul en movimiento. Seguir leyendo «Oración al pacífico»
El calor era una paradoja. Lo estaba matando, pero a la vez le recordaba que aún no estaba muerto. Le recordaba que había que seguir adelante, aunque era de su conocimiento que aquel desierto se extendía más allá de cualquier salvación. Seguir leyendo «El desierto»
El monstruo emergía siempre de la noche. No del closet. Sino de la noche. De la noche quieta y serena. De la noche que se arrullaba con los autos silenciosos que pasaban como ráfagas de viento y que apenas si dejaban una huella sonora. Seguir leyendo «El monstruo»
Estaba terminando un pendiente del trabajo para poder irme a comprar Monster Hunter 4 Ultimate, un videojuego para mi nueva consola, el New 3DS, en el Gameplanet de la Zona Rosa, cuando salí a comentarle algo a Mayei. Ella estaba limpiando la dermatitis bestial que le dio a nuestro perro Happy y dijo: “está temblando”. Seguir leyendo «El día que tembló»
Llegamos a Taxco cuando estaba anocheciendo. Mientras subíamos la empinada calle rumbo al hotel el cielo se iba oscureciendo borrando lentamente el pueblo empotrado sobre la montaña. Aun así, dio tiempo para que pudiera ver la belleza colonial (que término más extraño, belleza colonial, algo bello dejó la brutal colonización de México) de Taxco. Seguir leyendo «El Verdadero Taxco»