Había un hombre tan pero tan malvado que se sacó los ojos con una cuchara y luego se cortó la cabeza.

Había un hombre tan pero tan malvado que se sacó los ojos con una cuchara y luego se cortó la cabeza.
El calor era una paradoja. Lo estaba matando, pero a la vez le recordaba que aún no estaba muerto. Le recordaba que había que seguir adelante, aunque era de su conocimiento que aquel desierto se extendía más allá de cualquier salvación. Seguir leyendo «El desierto»
Después de meses de silencio te busco y te dejas encontrar. Un par de mensajes por whatsapp, y una sola llamada para fijar el lugar. No ha pasado ni un año sin escucharte pero en cuanto contestas con tu forma tan peculiar se sienten como años. Seguir leyendo «El café»