El jardinero vino corriendo,
Un viejo sin aliento.
Piernas le había dado el miedo. Seguir leyendo “Incidente en un jardín de rosas”

El jardinero vino corriendo,
Un viejo sin aliento.
Piernas le había dado el miedo. Seguir leyendo “Incidente en un jardín de rosas”
Viajé al océano
distante
desde mi tierra suroeste de roca de arena
hasta el agua azul en movimiento. Seguir leyendo “Oración al pacífico”
El calor era una paradoja. Lo estaba matando, pero a la vez le recordaba que aún no estaba muerto. Le recordaba que había que seguir adelante, aunque era de su conocimiento que aquel desierto se extendía más allá de cualquier salvación. Seguir leyendo “El desierto”
El monstruo emergía siempre de la noche. No del closet. Sino de la noche. De la noche quieta y serena. De la noche que se arrullaba con los autos silenciosos que pasaban como ráfagas de viento y que apenas si dejaban una huella sonora. Seguir leyendo “El monstruo”
Estaba terminando un pendiente del trabajo para poder irme a comprar Monster Hunter 4 Ultimate, un videojuego para mi nueva consola, el New 3DS, en el Gameplanet de la Zona Rosa, cuando salí a comentarle algo a Mayei. Ella estaba limpiando la dermatitis bestial que le dio a nuestro perro Happy y dijo: “está temblando”. Seguir leyendo “El día que tembló”
Llegamos a Taxco cuando estaba anocheciendo. Mientras subíamos la empinada calle rumbo al hotel el cielo se iba oscureciendo borrando lentamente el pueblo empotrado sobre la montaña. Aun así, dio tiempo para que pudiera ver la belleza colonial (que término más extraño, belleza colonial, algo bello dejó la brutal colonización de México) de Taxco. Seguir leyendo “El Verdadero Taxco”
Arriba el Tepozteco, árido e inmóvil. Un monolito natural que le pareció poco atractivo y poco impresionante en su tamaño. Le daba una sensación de asimetría y desesperanza. Le recordaba a sí mismo. Seguir leyendo “Tepoztlán”
Atiende en los huesos. Cadavérica hasta en su forma de moverse. Los despojos de un rostro hermoso visibles aún debajo de la piel marchita, porosa, como la gangrena de la ambición. ¿Cuántos son? Por aquí por favor. How many? Excuse me sir we don’t accept children in this establishment. ¿Cinco? Por aquí por favor. Se escurre entre las mesas repletas de turistas, el mar ruge a unas cuantas cuadras, su andar tibio y calculado, el cuerpo en tregua consigo mismo. Seguir leyendo “La güera y la flaca”
Llega puntual a recogerla.
Desde la ventana, mientras termina de arreglarse, lo ve sentado en su coche, el automóvil vibrando casi imperceptible, la noche quieta, el libreto en la cabeza, la decisión de cómo amarlo este día. Seguir leyendo “La última cena”
Después de ir a Playa del Carmen por primera vez y quedar profundamente enamorado del lugar, llegaron inevitablemente los post-vacation blues. Seguir leyendo “Lidiando con el post-vacation blues a través de un poema de Cavafis”